¿HÉROE O VILLANO?

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domingo, agosto 13, 2017

Buenos Aires inicia su mes más tanguero

Dos festivales convocan a miles de personas durante agosto y muestran las dos caras del ritmo porteño

El maestro Osvaldo Piro abrió el juego de Tango BA con un bandoneón de Troilo. Ampliar foto
El maestro Osvaldo Piro abrió el juego de Tango BA con un bandoneón de Troilo. GCBA
Un jueves lluvioso de otro invierno porteño. El silencio reinante se corta en seco en la vieja usina que daba energía a la ciudad y en un antiguo taller mecánico del Abasto. En ambos lugares, la música y las risas se convierten en vapor y cientos de personas se rinden ante la tradición más local: el tango. Sin embargo, la misma expresión muestra distintas caras, que se resisten a convivir. La Usina del Arte, ubicada en el barrio de La Boca, fue escenario de la apertura de Tango Buenos Aires, el evento arrabalero de mayor repercusión internacional, que combina Festival y Mundial de Baile y es organizado por el Gobierno de la Ciudad (GCBA). En simultáneo, en el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF) en el Abasto, donde se crió Carlos Gardel, abrió la primera edición de otro festival, completamente organizado por los mismos músicos que forman parte de su programación. Para sumar al contraste generacional, el mundial y festival de Tango fue presentado por una gloria del 2x4, Osvaldo Piro, mientras que el del CAFF lo hizo su hijo Alfredo.
Dicen que el tango nació huérfano. Que a un alemán que viajaba a América a bordo de un barco se le apagó la vida y su bandoneón quedó a la deriva. También dicen que el resto del pasaje se hizo cargo del fuelle y cantó con él sus miserias y esperanzas. Y que esa mezcla de nostalgia y aventura dio origen al ritmo más porteño y a la identidad de Buenos Aires. En la Usina, la estrella fue otro bandoneón, un Doble A que perteneció al gran Aníbal Troilo, leyenda argentina del instrumento, y que en la apertura de Tango BA fue ejecutado por Osvaldo Piro ante un aforo completo. El festival oficial se extenderá hasta el 23 de agosto y contará con más de 200 actividades y cientos de conciertos totalmente gratuitos en las 34 sedes de la Ciudad. También habrá un mundial de baile que comienza el lunes y terminará el 22 y 23 de agosto con una lujosa coronación en el estadio Luna Park. Unas 600.000 personas disfrutaron de la programación 2016 con más de 200 artistas y parejas de distintos países que vinieron a competir al Mundial.
El Club Atlético Fernández Fierro es sinónimo de tango independiente en Buenos Aires. Abrió a mediados de 2004 en el lugar donde funcionara un antiguo taller mecánico del Abasto. Apenas unos meses después, la discoteca Cromañón ardió por una bengala y causó 194 muertes. Esa misma noche cambiarían por completo normas y culturas de la noche porteña y golpeó con dureza al CAFF. El galpón fue clausurado cuando las agencias de seguridad tuvieron que ajustar las tuercas y permaneció cerrado durante todo 2005, pero siguió existiendo.
La Fernández Fierro en acción.
La Fernández Fierro en acción. CAFF
Todo en la génesis del CAFF fue autogestivo, al punto que cuando abrió sus puertas entregaba dos entradas a cambio de una silla en buen estado. Muchas de ellas todavía permanecen en el galpón con capacidad para 200 personas y un tinglado que cuando llueve acompaña a las mejores orquestas de la escena joven a ritmo de metrónomo.  Hoy es el gran escenario del tango underground, una sala cooperativa, gestionada por músicos para músicos, una plataforma exquisita para mostrar la rica escena del tango contemporáneo, alejada de estereotipos del pasado y del tango for-export, y que tiene su noche especial los miércoles, cuando se presenta la Orquesta Típica Fernández Fierro, los dueños de casa.
El festival FACAFF reúne a 40 agrupaciones que se presentan en nueve días. En el primero de ellos, participó Ignacio Montoya Carlotto, nieto recuperado de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. “Estos espacios como el CAFF son tan importantes como fundamentales”, indicó a EL PAÍS, “tienen que ver con movidas artísticas que están bastante por fuera de lo comercial. Esto hace que se puedan mostrar en las mejores condiciones posibles y en un buen lugar. Con el CAFF, ha vuelto a tener lugar eso del espacio por el espacio en sí. Tienen que ver con una necesidad artística que se transformó en una acción”. Casi como ocurrió con aquel bandoneón que perdió a su dueño en alta mar, y se hizo canción.
Los participantes del FACAFF.

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