¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

miércoles, abril 22, 2009

Somos civilizados porque matamos a todos los salvajes

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Por Jorge Majfud

En el artículo editorial del El País de Montevideo del 19 de abril de 2009, el ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti reacciona contra la reivindicación de los charrúas y, sin advertirlo, nos da las claves de una mentalidad que gobernó por dos períodos y que siguió influyendo en la ideología de un vasto grupo social durante décadas.

El doctor Sanguinetti afirma que “no hemos heredado de ese pueblo primitivo ni una palabra de su precario idioma [...], ni aun un recuerdo benévolo de nuestros mayores, españoles, criollos, jesuitas o militares, que invariablemente los describieron como sus enemigos, en un choque que duró más de dos siglos y los enfrentó a la sociedad hispanocriolla que sacrificadamente intentaba asentar familias y modos de producción, para incorporarse a la civilización occidental a la que pertenecemos”.

La habilidad literaria y filosófica de Sanguinetti radica en reunir tres o cuatro ideas en una sola frase: (1) No hemos heredado casi nada de ese pueblo salvaje. Porque los matamos a casi todos en nombre de la civilización. (2) Perú o Guatemala no pertenecen a la civilización occidental porque en su mayoría su población lleva sangre indígena. Ni qué hablar de Japón, que lamentablemente no ha podido integrarse a la cultura occidental por el problema de su raza y sus costumbres. (3) A pesar de que los matamos a todos y no heredamos nada de ellos, ni una sola palabra, de cualquier forma sabemos que su idioma era precario. Los charrúas no sabían decir “Hegel” ni “weltanschauung” ni “iPod” ni “ley de obediencia debida”. No sabían conjugar sus propios verbos y cuando hacían el amor proferían quejidos sin pluscuamperfectos. Como los primitivos quechuas, debían tener sólo tres fonemas vocálicos, dato por el que se demuestra la inferioridad del español ante el inglés, idioma de la civilización, como decía otro insigne educador, Domingo Faustino Sarmiento. Ni qué hablar de los escandinavos, quienes van a la punta de la civilización con el uso de nueve vocales. (4) De los charrúas no conservamos “ni un recuerdo benévolo de nuestros mayores españoles, criollos, jesuitas o militares, que invariablemente los describieron como sus enemigos”. Si quienes colonizaron, expropiaron y asesinaron a los primitivos no conservan ningún recuerdo positivo de ellos, ergo los primitivos eran malos y no dejaron ni un recuerdo rescatable. Salvo la tierra y el honor que las víctimas en cada guerra siempre confieren al vencedor. (5) Durante dos siglos, los charrúas se enfrentaron con “la sociedad hispanocriolla que sacrificadamente intentaba asentar familias y modos de producción, para incorporarse a la civilización occidental a la que pertenecemos”. Sacrificadamente expoliamos a los primitivos, de eso no hay dudas. No fue fácil. No se dejaban.

El autor, para demostrar que es capaz de ver algo bueno en un pueblo primitivo, elogia a los guaraníes: “La etnia guaraní misionera, esa sí fundamental en la construcción de nuestra sociedad, desde las murallas montevideanas, por ella levantadas, hasta la formación de nuestro ejército”. Es decir, los guaraníes (corregidos) contribuyeron a la construcción de las murallas y los ejércitos de los colonizadores que se asentaron en la franja de tierras charrúas. Aunque el número de estos esclavos que colaboraron en la empresa era ínfimo en relación en el pueblo que se extendía desde Paraguay hasta Uruguay, conviene identificarlos con todo el pueblo. Esos salvajes sí eran buenos porque colaboraron “en la construcción de nuestra sociedad”, trabajaron en las murallas y se hicieron matar por los nobles colonos blancos.

No dice Sanguinetti que la sociedad de ningún país se construyó en un par de décadas al inicio de su historia política, sino que se sigue construyendo mientras ese país existe, y un factor central de esa construcción surge cuando cada pueblo admite, reconoce y mira de frente los crímenes y genocidios de su propia historia.

Alegremente, Sanguinetti cita el caso de una matanza guaraní en 1702, “en que el ejército guaraní, al mando de los padres jesuitas, mató –según su versión– a 500 guerreros, destruyó una toldería y envió a ‘cristianar’ a las mujeres y niñas”. Los guaraníes masacrando en nombre de Cristo... ¿Necesitamos más pruebas del aberrante e hipócrita modus operandi de esta calaña de colonizadores? ¿No recuerda estas proezas a Hernán Cortés y a Adolfo Hitler masacrando en nombre del mismo (mil veces) Crucificado, aplaudido por otras masas de bestias adoctrinadas en nombre de la moral, la civilización, Dios y el progreso? ¿No recuerda esto a los negros esclavos azotando otros negros esclavos hasta que la víctima terminaba por reconocer la bondad de los azotes para controlar la mala naturaleza de las razas inferiores?

“De modo que el tema del enfrentamiento con los charrúas es un ‘choque de civilizaciones’ que no se puede reducir a una mera batalla final.” La referencia a Samuel Huntington, cuya teoría sirvió para justificar guerras como la de Irak, le sirve hoy a la mediocre clase tradicionalista de Uruguay para justificar los crímenes de un pasado que es defendido por su valor de mitos fundadores.

“No olvidemos que, cuando la dominación brasileña, Rivera le propuso a Lecor un plan de reducción de los charrúas, tratando de preservar sus vidas.” Lo que se puede entender como un intento de control de natalidad mediante la distribución de condones entre los salvajes, ya que no vamos a pensar que intentaban reducirlos en guetos o matar a algunos, como era la costumbre y tal cual fue el resultado final. Pero los Rivera no fueron los únicos responsables de la cacería humana. “Organizada la República, le tocó a Rivera librar en 1831 la tan discutida campaña, aprobada por la unanimidad del Parlamento, sin una voz en contra, dado el clamor del vecindario de la campaña.”

Señor ex presidente, este dato no exime a un criminal; implica a toda su clase dominante (los gauchos, los negros y los indígenas no pertenecían al vecindario ni tenían diputados).

Para Sanguinetti, la matanza de charrúas en Salsipuedes fue “poco genocida”. Los sobrevivientes charrúas que “organizados dieron muerte, poco después, a Bernabé Rivera, principalísima figura del ejército patrio y sobrino del Presidente” fueron víctimas de una media matanza. Por lo cual Rivera es medio asesino y quienes lo defienden hoy son medio hipócritas.

“Es doloroso por el país que se use la historia de modo abusivo, fundamentalmente para denostar al general Rivera, a quien el país le debe los mayores esfuerzos en la lucha por la independencia.” Cualquier historiador sabe que no hubo pura lucha por la independencia, ni siquiera hubo independencia total y menos revolución. Esa lucha estuvo dominada por una fuerte lucha de intereses de clase, de raza y hasta por intereses familiares, individuales. El primer gobierno de Fructuoso Rivera data de 1830. José Artigas, el héroe máximo de la rebelión liberadora del Plata y el más humanista entre los jefes políticos, nunca quiso regresar a vivir bajo el mando de semejantes libertadores. Murió en 1850, tres décadas después de exiliarse en Paraguay. Hoy sabemos que Rivera propuso asesinar a ese “monstruo anarquista”.

Julio María Sanguinetti, el ex presidente que tantas veces se puso la bandera de haber asegurado la paz de nuestro país negociando la impunidad de secuestradores y torturadores del Estado militar –América latina, siempre mendigando derechos–, entiende que el genocidio de los charrúas fue realizado por “magníficos esfuerzos de tantos patriotas para consolidar la paz y abrir las rutas del progreso”.

La paz de los cementerios y del olvido.

Reconocer los crímenes de nuestra historia no nos hace peores países. Defender semejantes crímenes contra la humanidad nos hace partícipes. Y si fuimos presidentes, nos hace, por lo menos, sospechosos

domingo, abril 12, 2009

D I O S ¿ M I O ?

ANTROPOLOGÍA | Las raíces cerebrales de la religión

Dios: una red de neuronas

Ilustración: Santiago Sequeiros

Ilustración: Santiago Sequeiros

  • Los científicos han hallado zonas del cerebro vinculadas a la religiosidad
  • Consideran la fe una tendencia 'innata' debido al instinto de supervivencia

¿Qué le ocurrió a aquel antepasado humano que comenzó a creer en los dioses? ¿Por qué nuestra especie tiene esa especial tendencia a la fe religiosa? La ciencia, especialmente la neurología, ha entrado de lleno en la búsqueda de respuestas dentro del cerebro, que por el momento son muy complejas.

Mucho se ha avanzado desde que el anatomista Franz Gall, a principios del siglo XIX, dijera que había encontrado el órgano de Dios en el cuerpo, lo que le valió la condenación eterna. Ahora, muchos investigadores prestigiosos están convencidos de que las redes neuronales están detrás de esa tendencia a la espiritualidad, que es innata y que se ha repetido en todas la culturas y civilizaciones.

Si hace unos años, el biólogo americano Dean Hamer aseguraba haber hallado el gen de Dios, ahora investigadores del Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos en Bethesda (EEUU) han revelado las zonas del cerebro que se activan con la fe religiosa, que son las mismas que los humanos empleamos para comprender las emociones, los sentimientos y los pensamientos de los demás.

Este último trabajo, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), sitúa el área religiosa en el lóbulo temporal y en el frontal, lo que indicaría, según el neurólogo Jordan Grafman, que juzgamos a Dios utilizando los mismos mecanismos que a otras personas y que, como creencias que se transmiten entre generaciones, entrarían en la memoria, la imaginación y la empatía.

El cerebro creyente

Ahora bien, ¿por qué se cree en algo de lo que no existe constatación? Algunos científicos apuestan por la idea de que el cerebro está organizado para que podamos creer.

Otras hipótesis defienden que la religión surgió como una adaptación evolutiva que hizo que los genes que la facilitaban se transmitieran y prosperaran: habría ayudado a formar grupos sociales cohesionados y a proporcionar consuelo en las desgracias. Así lo cree el psiquiatra Francisco J. Rubia, autor del libro 'La conexión divina'.

«El origen de la espiritualidad, que no de Dios, fue multifactorial. Influyeron los sueños, en los que el individuo viajaba sin mover el cuerpo, dando lugar a la idea del alma, y también la predisposición a la dualidad, porque el cerebro está organizado para ver el contraste, como es la luz y la oscuridad, lo finito y lo eterno, lo real y lo imaginario. Todo ello unía al grupo», argumenta.

Sin embargo, algunos antropólogos, como Scott Atran, de Michigan, consideran que «religiones que hablan de paraísos tras la muerte no hacen mucho por la supervivencia en el aquí y ahora».

Paul Bloom, psicólogo de Yale, busca la explicación fisiológica. Argumenta que el cerebro tiene dos sistemas cognoscitivos: uno se encarga de las cosas vivas y otro de las muertas, uno se ocupa de la mente y otra de los aspectos físicos (el dualismo del que habla Rubia). Sería la explicación de por qué abandonamos el cuerpo en los sueños o en proyecciones astrales. Es la misma dualidad que prepara al cerebro para conceptos como la eternidad, la vida después de la muerte. Y añade que pensar en experiencias al margen del cuerpo, espirituales, «está a un paso de la creación de los dioses».

La búsqueda de causas

Pero, ¿bastan esos dioses para dar lugar a la religión? Deborah Kelemen, de la Universidad de Arizona, añade a este cóctel el sentido de la causa-efecto, es decir, buscar un propósito o un diseño para todo, algo que surgió por mera supervivencia (un ruido puede ser un depredador) y que el cerebro extrapola a lo demás: todo tiene un porqué.

«La religión es un artefacto ineludible del cableado de nuestro cerebro», asegura Bloom en la revista 'New Scientist'. Incluso los ateos y agnósticos tendrían tendencia a pensar en lo sobrenatural. Según Rubia, en estos casos la espiritualidad innata se deriva hacia otras cuestiones, como la naturaleza. «Siempre se buscará porque produce endorfinas, y por tanto placer, pero las experiencias místicas pueden no ser religiosas», asegura.

De hecho, Atran lo llama «la tragedia de la cognición»: «Los seres humanos pueden anticipar el futuro y concebir su propia muerte. Cuando los procesos naturales del cerebro nos dan una salida, la cogemos, claro», argumenta.

Luego, ¿la religión es un subproducto de la evolución del cerebro humano o fue seleccionada para la supervivencia del grupo? El evolucionista Richard Dawkins considera correctas ambas premisas. Por un lado estaría el adoctrinamiento que se recibe del grupo, y que se acepta para no ser rechazado, pero por otro la predisposición cerebral a creer en seres invisibles, que se concretan en los de los padres.

La relación religión y cerebro va, incluso, más lejos. El psiquiatra español Rubia recuerda que hay una epilepsia que afecta al lóbulo temporal y activa la religiosidad por una descarga de neuronas. «Los chamanes eran personas que entraban en éxtasis y algunos sufrían esa enfermedad. Desde antiguo eran quienes hablaban con los muertos y curaban, seguramente por poderes psicosomáticos más que otra cosa».


lunes, abril 06, 2009

S O C O R R O

Miren la caripela.Pobre España,no tiene ni gobierno ni oposición y al final han tenido que recurrir a Felipe González.Es el regreso del gitanito(sin ofender a los gitanos)trilero y mentiroso.El del morrrito de botox-pero sin botox-,del guapo of Spain.
Le fue moviendo el piso a ZP,a quien no quiso nunca y al final"cautivo y desarmado "lo que pareció en un momento el "ala izquierda" del socialismo español,capituló.
Se reunieron un fin de semana en la casa de Cádiz,en un castillo a orillas de un lago con vistas espectaculares,don Felipe González,don Manuel Cháves y don José Luis Cebrián.
""Hay que echar a este tontolaba o vuelven los del bigote.
Hecho.
Si,Manolo,pero vas de Vicepresidente porque tenemos que tener un candidato y el único eres tu.""
Vale dijo Manolito.
El siempre al servicio del partido.
Ahora cuando pierdan la próxima elección viene una moción de censura,pierde ZP y se llaman a elecciones anticipadas,antes de que la crisis,que será monstruosa en el 2010,los descalabre.
Están las encuestas del CIS,Manolo contra Rajoy es triunfo sociata seguro.Cháves arranca con un 35 % de voto asegurado en Andalucía,Extremadura,Euzkadi,Cataluña,Castilla la Mancha,Galicia,cinturón de Madrid y algo en Valencia.
Apaga y vamonos Pepe.
Esto es como preguntarle a un huevo como quiere que lo frian.
Mantequila o aceite de oliva.
Y bué coterraneos of Spain,peor es Berlusconi.
Nos queda un consuelo,la echan a Mandalena Alvarez,porque no puede haber dos andaluces en el gobierno y a la Bibi,porque tres es la ruina.
En el 2010 Manolo for President,yes you can,Pisha.
Un moro de Ceuta presidente de la Unión Europea,eso si que es Alianza de Civilizaciones.



jueves, abril 02, 2009

R E S P E T A R A L AD VE R S A R I O

Ayer, hoy y mañana

Por Jorge Rachid

Cuando la única cura del rencor es la muerte, es porque la sociedad está enferma.

Despidiendo los restos del ex presidente Alfonsín, estas reflexiones marcan el momento actual y otros episodios de nuestra historia reciente y no tan reciente.

La crispación, el encono, la agresividad, el denostar permanente a cualquier precio, el oposicionismo feroz, la crítica personal, la demolición moral del adversario, la judicialización de la política, la foto antes que la película en un torneo permanente, mediático de lid sin códigos, sin valores, sin compromiso con el futuro, el país o nuestro pueblo, conllevan a situaciones políticas de las cuales es difícil volver, en vida.

Le pasó a Irigoyen. No hay mas que ver los diarios de la época, en especial La Nación, para ver una verdadera carnicería moral contra “el Peludo”. Le pasó a Perón, antes de su primera elección y después de su derrocamiento sanguinario del bombardeo de Plaza de Mayo de la Revolución Fusiladora . Hombres probos perseguidos y mansillados, con sus bienes expropiados como si fuesen delincuentes de la talla y la honradez de Ramón Carrillo. Pasó por esto Alfonsín en su hiperinflación y la entrega adelantada del gobierno, y seguramente seguirá pasando en una Argentina de aguas batidas por huracanes de pasiones no resueltas pero con trasfondo claro de pugna de intereses.

El pueblo lo resuelve con su acompañamiento y su dolor en la hora de la despedida. Cierra la historia y las calumnias quedan sin siquiera valor de inventario, solo como muestra de la mediocridad caranchera de los factores de poder, que sin otros códigos que el dinero y la codicia, enlodan y ensucian a quienes ofrecen su vida a la luz pública asumiendo el compromiso de la función ejecutiva. Se pueden equivocar, incluso pueden los hombres y mujeres públicos tener políticas con las que no estemos de acuerdo, pero esperar la muerte para la reivindicación, es un dato extraño en una sociedad que pretende compartir un destino común.

En éste hoy, en esta foto estamos cuando la película nos marca que hace un rato nomás, acá, en el 2001, todos los sectores sociales en la calle, contra el enemigo común conocimos el rostro alucinante de la muerte represiva, la estafa dineraria financiera mas importante de nuestra historia y la conmoción institucional severa que provocó el repudio unánime del pueblo argentino. Eso fue ayer, hace poco. Pero años atrás, en el 76, el clamor empujado por sectores sociales de intereses concretos y poderosos economicamente, a nueve meses de las elecciones, con embajadas de países centrales de por medio, desplazaron al gobierno constitucional de Isabel Perón, produciendo el hecho que inició el magnicidio mas importante de la historia argentina, no sólo de vidas humanas, sino de proyecto de país, clausurando la vida y los sueños de millones de argentinos, acabando con la movilidad social ascendente del estado de Bienestar que desde décadas acompañaba el desarrollo del pueblo, terminando con la legislación laboral y endeudando al país para su sometimiento posterior como se verificó en la década del 90.

Mañana seguramente otros hombre y mujeres serán llorados y quizás acompañados con palabras circunstanciales por antiguos adversarios, compatriotas, que desde otras trincheras demolieron no ya políticas, en las cuales están en todo su derecho, sino a personas, con caracterizaciones morales y referencias personales alejadas de las decisiones políticas que tuvieron que adoptar.

El poder y el compromiso público es un ejercicio de difícil tránsito que requiere desde voluntad de entrega hasta experiencia necesaria, desde templanza para soportar agravios hasta prudencia en las decisiones, desde humildad para saber que no siempre se puede hacer lo que se quiere sino lo que se puede, hasta coraje para enfrentar las condiciones mas duras que son las que suelen presentar los intereses externos.

La democracia limitada del Consenso de Washington, que imponía el Mercado como referencia absoluta del ser o no ser democrático, ha terminado. En especial en Latinoamérica esta situación ha despejado un camino hacia la unidad y la autodeterminación de los pueblos, impensable décadas atrás. Nuestros gobernantes están asumiendo posiciones inéditas que generan conflictos de intereses de miles de millones de dólares. Desde la AFJP a Aerolíneas Argentinas, desde la quita de deuda a impedir las recetas del FMI como práctica extorsiva,, desde reinstalar la legislación laboral solidaria y los Convenios Colectivos como práctica y mecánica de entendimiento obrero-empresarial, desde la respuesta a las jubilaciones con trece aumentos y movilidad además de la incorporación de aquellos expulsados del mercado laboral de los 90 que nunca se jubilarían por no llegar a los treinta años de aportes, desde el UNASUR, los acuerdo regionales de Defensa y la intención del Banco del SUD, son situaciones que cambiaron el marco económico-social con su consiguiente conflicto.

La historia a través de los pueblos juzga a los protagonistas, los inscribe en el afecto o lo recuerdan como archivo, pero también el pueblo vota y elige mas allá de los gritos estentóreos originados en la pugna política. Ahí se define la situación institucional y la corrección o no de la política instrumentada. Por ahora es el mejor método, aunque imperfecto y en permanente revisión, pero es el único y excluyente que otorga legitimidad de origen a los gobernantes y a sus acciones, junto a los otros poderes del Estado.

Es la hora que los argentinos sepamos que la lucha de intereses es y será permanente entre quienes acumularon en años de injusticia y quienes queremos restituir la balanza de la Justicia Social en un marco de construcción de un Modelo Argentino Social y Productivo Solidario.

Por eso, acabar con el agravio gratuito ahora sin esperar a la muerte, es una decisión patriótica para restablecer el respeto por nosotros mismo y nuestros gobernantes.

JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA, 31 de marzo de 2009

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Al adversario se lo respeta y no se le somete